Siempre será Pentecostés en la Iglesia, pero mientras
la Iglesia haga su rostro transparente a la belleza del Espíritu Santo. Cuando
la Iglesia deja de apoyar su fuerzaen esa virtud de lo alto que Cristo le
prometió y que le dio en este día, y la Iglesia quisiera apoyarse más bienen
las fuerzas frágiles del poder o de la riquezade esta tierra, entonces la
Iglesia deja de ser noticia. La Iglesia será bella, perennemente joven, atrayente
en todos los siglos, mientras sea fiel al Espíritu que la inunday lo refleje a
través de las comunidades, a través de sus pastores, a través de su misma vida.
--San Oscar Romero, 14 de mayo, 1978
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